El ideal de determinar el
ensayo como tipología textual no puede limitarse a lo estructural. La elección, por parte del autor o de aquel
que solicita el texto, de una tipología específica deviene de una decisión consciente
y clara, de unos intereses y unos objetivos.
A menudo, de manera equivocada, el requerimiento del ensayo como
actividad académica, pretende comprobar que un “saber” ha sido entendido por el
estudiante, es decir, que éste demuestre en unos párrafos lo que sabe. Podríamos, entonces, pensar que el ensayo se
vuelve una metodología evaluativa, casi en oposición a una metodología
formativa.

Este tipo de textos no busca
la solidez científica propia de la teoría, sino, más bien, el peso lógico de la
hipótesis, que lo convierte una parte coyuntural de un proceso complejo de
conceptualización, mas no en su final.
No hay preocupación por el planteamiento exhaustivo de unos datos, unas
citas, unas ideas ajenas; tampoco por la búsqueda de demostraciones o
tasaciones; más bien, hay un énfasis rotundo por la reflexión, el análisis y la
interpretación.
El ensayo, tipología en la
cual se privilegia la argumentación como modo de organización del discurso,
fundamenta claramente sus intenciones comunicativas: reflexionar, persuadir,
convencer, “pensar”. Sin embargo, estas
tonalidades del discurso no se presentan de manera particular, sino que se
combinan generando una dialéctica discursiva argumentativa y expositiva. La potencia discursiva del ensayo es
precisamente la argumentación, puesto que no se precisa sólo del saber, sino también, del “¿qué hacer?” con el saber,
que viabilizará, a posteriori, la posibilidad nominativa del “ser competente
en”. Es decir, el ensayo es una
mediación.
El ensayo, desde un punto de
vista metodológico, no puede volverse el espejo de los saberes establecidos, o
sea, en una estrategia política para establecer verdades y mentiras
absolutas. El ensayo debe ser una salida
a la opresión y una entrada al mundo de la creación, por lo tanto, debe surgir
de una respuesta o una pregunta de corte investigativo, sugestiva y actual, en
un tono siempre dialógico.
Características
formales del ensayo:
- Rudimentos básicos:
El ensayo no corresponde a
una disciplina en especial, ya que su carácter de heterogeneidad lo convierte
en una tipología clave, por ejemplo, para la literatura, la crítica, la labor
investigativa e, incluso, para la ciencia.
Esta cualidad abierta y flexible no corresponde ni a la arbitrariedad ni
a la carencia, pues la base fundamental de su producción es la argumentación en
la perspectiva tanto de la exposición de unos conceptos como en la defensa
coherente de una tesis. Es pertinente
aclarar que el propósito del ensayo es trazar un esbozo, un bosquejo, que surge
de un proceso de reflexión maduro, sin ambiciones trascendentales, y sí con un
ánimo continuo de darle movilidad al conocimiento.
- Clases:
Las clases de ensayos
abundan tanto como sus concepciones, por esto se abordan aquí sólo aquéllas que
tienen un vínculo estrecho con los propósitos de formación en la universidad.
La
primera variedad de ensayos – aptos para la labor académica – es
la de corte crítico. El objetivo de éste
es la reflexión no exhaustiva de una serie de obras (cinematográficas,
literarias, científicas, etc.), con la firme intención de “sugerir” unas ideas,
unas percepciones relacionadas con la propuesta hecha por el docente que pide
el ensayo.
La
segunda es la de creación, donde se hace una exposición de las
ideas más sobresalientes de una producción de cualquier tipo – incluso de otro
ensayo – para que, con base en esta serie de informaciones, el autor establezca
una composición que dé cuenta de todas esas ideas y la incidencia que tienen en
las propias. Es un tipo de ensayo útil
para establecer lecturas analítico-interpretativas sobre diversos textos y
fortalecer así las habilidades del aprendiz en el desarrollo y afinación, tanto
de la construcción de argumentaciones propias
como de la autonomía.
La
tercera es el de interpretación, puesto que es aquí donde el
estudiante tiene como iniciativa mayor el “juzgar”, entendiendo el juicio como
el acontecimiento intenso en el que el sujeto se enfrenta a unos conocimientos
ya establecidos e intenta comprenderlos a partir de sus posibilidades y,
además, procura llevar esas valoraciones a un ambiente de solidez argumentativa
que luego se convertirá en iniciativa válida para la construcción de nuevos
enfoques y perspectivas teóricas.
En las tres variedades es
notable el uso de un lenguaje preciso y de corte conceptual, una posición formal en el tono y el estilo,
la aparición de un ambiente polifónico (citas textuales de otros textos,
acotaciones bibliográficas) y la complicidad de una disciplina en particular
que sustenta el interés por trabajar con un tema o concepto. Estas cualidades podrían ser sintetizadas en
la nominación de “ensayo académico”.
Ahora bien, desde otra
óptica de análisis, cuando quien escribe utiliza un lenguaje cotidiano,
sencillo, incluso emotivo, con el propósito de cautivar al lector y, asimismo,
de asumir el tema desde el propio esquema de su existencia, podríamos hablar de
un “ensayo literario”. Aquí no es
conveniente entender estas nominaciones como una ley formal para evaluar lo que
es un ensayo “válido” en términos de la academia. La disposición de este tipo de textos en una
variedad ayuda a trazar líneas claras, primero, en los objetivos que tiene el
docente para exigir la escritura de este texto y, segundo, en la intención
comunicativa que tiene el autor para abordar el tema de discusión.
Rasgos
formales
- Uso de la lengua (precisión semántica, ortografía,
puntuación, cohesión, coherencia).
- Unidad temática (rigurosidad en el planteamiento de las
ideas), concebida como la presentación y
organización claras y coherentes del texto.
- Tono y estilo que sean consecuentes con las intenciones y
objetivos comunicativos del ensayo.
- Argumentos sólidos y congruentes que den cuenta de un
proceso responsable de interpretación, reflexión y crítica.
- Uso de recursos para-textuales (citas y epígrafes) que
compongan una realidad dialógica con varios autores y diferentes disciplinas, y
que, al mismo tiempo, sirvan de soporte a las observaciones hechas por el
autor.
- Planteamiento de una perspectiva de construcción subjetiva
que esté cimentada en disposiciones previamente estudiadas, pero que resulte de
todo un desarrollo personal de las argumentaciones, puesto que el ensayo
muestra, finalmente, unas proyecciones acerca de la forma como se entiende la
realidad y su reflejo en la propia experiencia.
Puntos
que deben tenerse presentes en la elaboración del ensayo.
En
relación con la argumentación.
• Tratamiento del tema en cuanto a profundidad y claridad.
• Planteamiento de un(os) problema(s) determinado(s).
• Definición de una tesis sólida que sirva de estructura para
el tratamiento de los temas.
• Defensa de la tesis a partir de construcciones personales
que evidencien un proceso complejo de investigación.
• Exposición de datos y hechos que sean básicos para la
propiedad de la argumentación.
En
relación con el tema.
• Elección del tema de acuerdo con los intereses, saberes
previos y experiencia del escritor. El docente delimitará el alcance y las
características del tema a tratar.
• Lectura de diversas fuentes que propongan aproximaciones
conceptuales a los intereses del ensayo.
En relación con el problema
o pregunta de indagación.
• Enunciación del
problema en concordancia con los saberes desarrollados al respecto y la
experiencia investigativa.
• Formulación clara y delimitada del problema, puesto que se
corre el peligro de plantear preguntas que pueden ser solucionadas a partir de
una consulta o, tal vez, posiciones que son tan ambiguas o generales que no
será posible argumentar con sensatez y coherencia.
En
relación con la redacción
• Coherencia y cohesión del texto
• Proceso atento y responsable tanto de lectura como de
escritura (lectura de primero, segundo y tercer niveles; pre-escritura,
escritura, re-escritura).
• Corrección en cuanto al uso de la lengua (ortografía,
acentuación, precisión semántica).
Posible
estructura del ensayo.
• Introducción (planteamiento de la tesis, palabras
preliminares).
• Desarrollo argumentativo (exposición de argumentos para
defender la tesis propuesta).
• Conclusión (recapitulación del desarrollo argumentativo e
idea final).
Para
tener en cuenta:
·
Usar letra Arial 12.
·
Espacio 1.5
·
Se recomienda dos párrafos bien estructurados
por página con cohesión y coherencia.
·
Dos citas por página.
·
Un epígrafe en letra Arial 10 u once.
·
Introducción, desarrollo y conclusión.
·
Mínimo 5 paginas sin contar la portada.
·
Usar normas ICONTEC.
·
Se recomienda que el título del ensayo sea
una hipótesis.
·
Usar los tiempos verbales del modo indicativo
y evitar el gerundio.
·
Abrir los párrafos con conectores lógicos.
·
Después de cada cita textual debe ir una
explicación o argumentación.
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